Amo las cosas menudas
y dulces de la vida.
Amo a la lluvia, al escarabajo
y al grillo.
Y amo a un lápiz, un libro
y un globo de cristal,
porque todo se ha hecho
para la vida.
Y puedo hablar de la poesía
aunque la austera soledad
me enfríe los bolsillos
y puedo hablar de los sueños
cuando la vieja miseria
corroe mis zapatos.
Una vez fuí dueña de un río,
y tuve un perro y una estrella.
Y fuí dueña del sol
y también de un país,
un país de coraje y manos compañeras.
Y canté a los hombres de la tierra toda,
numerosos y multiplicados.
Entonces escribí poemas para el viento,
para los niños abandonados
y los amantes extraviados.
Pero un día cualquiera,
cuando mi duende se cuelgue
de la cola de un cometa,
me fugaré con él
al país sin almanaques,
al país de las gaviotas
y barbudos marineros,
con olor a tabaco y espuma salina.
Pero yo digo que me fugaré
y tendré una barca pesquera
y un ojo de Neptuno
para mirar hasta el fondo del mar
, ahí, donde vive la vida.
1 comentario:
sabés de sobra que me encanta tu poesía.
se te quiere, se te recuerda y se te admira.
alguna vez todo lo que das volverá doblemente.
espero continuar disfrutando de tus nuevos escritos.
un abrazo de oso, te quiero amiga.
humber
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