sábado, 13 de septiembre de 2008

PARA NO ESTAR SOLA

A veces,
entre la noche y yo,
solemos inventar pequeñas fantasías
para desviar la atención
intrigante de la soledad.
Es muy posible entonces
que el tiempo se acode a escucharnos
y la memoria con sus trampas
busque atajos para regresar.

Pero no se lo permito.

Con mis mentiras originales
y mis versos en retoño
le señalo los viejos caminos a volver.
Fatalmente las fantasías se agotan
y los silencios dan vueltas en el aire
hasta robarme una lágrima de cristal
que se despedaza en el fonde de la tristeza.
Entonces,
como siempre,
viene a mi rescate la madrugada,
a contramano,
a contralegría,
cuando ya es tarde,
cuando los fantasmas de la oscuridad
se han llevado la mitad de mi cuerpo,
solo la mitad,
porque el resto
deambulará sigiloso por la ciudad,
buscando con disimulo
un soplo de vida.

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